lunes, febrero 05, 2007

Nuevo fragmento de una novela fragmentaria

Me siento ante la máquina, que tiene una hoja inserta, a medias llena, y escribo: una historia es el relato de lo que no se conoce sino como desesperación. Es progresar contra la futuridad de la muerte, partiendo del núcleo mismo, de la semilla misma de la muerte que habita en nosotros. En la desesperación no existen las palabras y todas las palabras salen de ella. Un relato es entonces, para decirlo con una afectación que siento extraña, la reconstrucción de un encuentro con la muerte, a la que inmediatamente vestimos con el cuerpo de algún muerto familiar. Muchos textos arrancados a la desventura de la desesperación son, digamos, una pesquisa en la que existe un crimen, podemos encontrar al cadáver, pero no habrá nunca un asesino. Esa es la causa de que no podamos dejar de leer cualquier texto como si una intriga lo fundara, ya sea una receta de cocina o El Capital. Sabiendo que jamás lo encontraremos, la desesperación, en su inmovilidad, nos incita a reconstruir un crimen del que nada sabemos, del que ya olvidamos todo, excepto el recuerdo de ese olvido.

No hay comentarios.: