viernes, marzo 27, 2009

Enstellung



Salió de su casa tarde por la noche para comprar algo. Las calles estaban vacías, pero ella escuchaba pasos que la seguían y que poco a poco la iban alcanzando. Caminó más de prisa, pero los pasos hicieron lo mismo; al final la alcanzaron. Se trataba de un hombre negro como el azabache, delgado y enorme que mirándola sonriente le cerró el paso. Fuera de sus casillas, la mujer blanca le preguntó “¿qué quiere de mí? ¿qué va a pasar ahora?” El negro, que aún sonreía, le contestó: “no sé, señora, fue usted la que soñó conmigo y no yo con usted”.


Hay cosas que sólo la inteligencia es capaz de buscar, pero que no podría encontrar por sí misma. Se trata de cosas que sólo el instinto puede encontrar, pero que por sí solo no buscaría jamás. (Esto debiera ir con rigurosas ")

La felicidad no ha hecho feliz a nadie.


La sociedad para la administración de los derechos de reproducción de autores, compositores y editores (SDRM), pidió al actor y realizador francés Pierre Merejkowsky y a su productora, Les Films Sauvages, 1.000 euros por usar una canción en una película que se estrenó en una sala de arte y ensayo y que solo vendió 203 entradas. La canción era “La Internacional” y uno de los personajes de la película la silba sin autorización durante 7 segundos y a cara descubierta. Esta canción del siglo XIX no entra en el dominio público hasta el año 2014. Hasta que ese día llegue, este himno comunista seguirá dando réditos a los terratenientes de la propiedad intelectual.

Convendría no olvidar que el entretenimiento de masas no es otra cosa que una continuación del trabajo asalariado.

“El pato Donald en los dibujos animados, como los desdichados en la realidad, reciben sus puntapiés a fin de que los espectadores se habitúen a los suyos. “

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