jueves, febrero 04, 2010

Vacaciones en la luna



Después de mucho tiempo vuelvo al sur, por trabajo. A esos lugares invisibles que cuesta encontrar en los mapas, donde la estadística aún no ha llegado y el asimiento de quienes los habitan es un misterio fulgurante: ¿qué carajo hace esa gente ahí?
Los intentos de esclarecimiento que se me aparecen, inevitables, no pueden ser sino por la negativa: lo que no hay. No gas, no luz, no agua, tevé ni hablar, internet no existe; el contacto con el más allá del desierto es un equipo HF Yaesu FT80C cada 100 kilómetros, con suerte.
El Lonko mapuche Mariano Soto señala la Meseta de Somuncurá (la piedra que canta) y dice: “… a veces parecemos que estamos en la luna. Creo que peor que en la luna, por lo menos ahí se comunican”.
Cerro Policía Sala, Colán Conhué, Rincón Treneta, Bajo García, El Caín: nunca más de cien habitantes en cada paraje. Cabras, esquila, un horizonte plano, cielo con nubes ajadas por el viento y silencio. Nada más.
En realidad, ¿para qué más?
Allá voy.

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