martes, julio 17, 2007

Big time


El tiempo no es más que la demora de lo que no está por venir.

Golpeo el remo en el agua, veo como se hunde y parece romperse. Así avanzo, con un par de remos rotos abajo del agua.

¡A Jamaica, a Jamaica! Al grito de ¡Libustrina y calefón!

Esos funcionarios que manipulan sus jergas caliginosas y siliconadas son semejantes a un calesitero que hace todos los ademanes pero nunca te da la sortija.

Si el sol y la luna dudaran, con toda seguridad se apagarían.

Clic en mapitas elegantes, más allá del principio de incertidumbre, nos va conduciendo al aleph azafranado y apócrifo de la calle Ayacucho.

Dios es un oculto desengaño almidonado.

Hay un lugar en el mundo en el que me siento como en casa, pero todavía no lo encontré.

Confirmado: durante nuestras vidas, Jesús no va a volver a la tierra.

Encontró mágicamente una merienda lisérgica en el cajón de las medias, empezó a ver relojes soviéticos Molnija, Poljot, Slava y Vostok.

Hay gente que se aferra al celular como un niño a un chupetín de albaricoque.

Imagínense un pavoroso campo de batalla atiborrado de cadáveres mutilados, olor a mierda y carne quemada. A lo lejos hay un movimiento que parece ser un humano caminando hacía aquí. Ya más cerca, podemos distinguir de qué se trata: un travesti peruano en tacos altos, teñido de rubio y haciendo un clásico gestito Susana Giménez. Ya mismo estoy trabajando en un guión a partir de esta imagen.

Mi primo le compró a su ovejero alemán fóbico una perra inflable. Luego, desgraciadamente, la tuvo que ir reponiendo cada tres días: el can es muy fogoso.



Ilustró: Fermut, "Paloma".

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