lunes, agosto 06, 2007

Dos nuevas amistades




El Cavernario y el Bulldog son amigos del Automovilista Inmóvil y del Santo Bebedor.

Renuentes tanto a la necrofilia como a las frutas abrillantadas, mantienen entre sí la misma relación que guardan el Santo y el Automovilista, por lo que su amistad linda, paradójicamente, con la misantropía en general y la mutua aversión en particular.

Cuando se cruzan en ese territorio crepuscular donde se entrechocan los habitantes de la memoria, se evitan minuciosamente. Al cabo de muchos años por fin se han dado cuenta que pertenecen a la memoria de otra persona y que un relato furtivo y extemporáneo los introdujo de polizontes en este ajeno cuadro sublingual.

Darse cuenta de este despropósito afirmó sus inclinaciones separatistas y los indujo a producir piquetes mentales, pancartas anoréxicas con esta económica inscripción: “NO”. Cada uno de ellos sostiene uno de los palos de la pancarta, y al no hablarse ni siquiera para coordinar movimientos la han rasgado por la mitad. Y allí van el Cavernario y el Bulldog, uno con una bandera rasgada que dice “N, y el otro con la que dice O”.

Extranjeros, introvertidos y patafísicos, arrastran las enseñas deshilachadas como dos juerguistas en busca de un anochecer cálido de primavera.


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