lunes, noviembre 06, 2006

Brevísimo tratado de providencia contra fortuna


El sol se va acercando a la arena,
el viento mueve las hojas del árbol.

Soy un mecánico cuadripléjico anestesiado
sinsaboreando los rescoldos de la vida.

Cuatro adolescentes bolivianas vestidas de brujas en la noche de jálouin caminan ateridas por los bajo fondos del Abasto chillando trick or treat a los gatos ensimismados en tachos de basura.

Todo se complica, innecesariamente.

Acto temerario y casi imposible: tomar agua de la canilla y pensar sólo en el agua que se está tomando.

En el mundo de la hiperdeterminación existe súperman, en el de la indeterminación hay grupos de mujeres piqueteras pidiendo por pan y trabajo. O sea, una de titanes en el ring: Nietzsche vs. Rosa Luxemburgo. Traducido al argentino: Duhalde vs. Elsa Orozco. Dicho sea con todo respeto, no?

Almuerzo de hoy: ensalada, que como sin mirar, sin saborear, sin oler. Sólo la echo entre pecho y espalda. ¡Y luego me regodeo pensando he hecho una comida sana!

Hay un tipo en mi cabeza que no sé quién es. Parece que está medio chalado.

Toalla y a la calle, como dice el aplicado peluquero de C. (Pronúnciese toasha y a la cashe, con cierto amaneramiento, ov cors)

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