miércoles, octubre 06, 2010

corazón





Nada mejor que una buena canción en el momento adecuado. O de cómo la música pasa del deleite auditivo a suscitar emociones, recuerdos, pasiones, no?, en unas fracciones de segundo. (Pensar en un instrumento que mida de qué diversa manera transcurre el tiempo cuando una pasión nos invade. Difícil: las variables son infinitas).

He vuelto a ver las fotos de los guanacos. Un universo extraño, hostil, amenazante, lábil, interminable, seco y frío. Por lo tanto muy parecido a nuestra propia interioridad, es decir: infinitamente atractivo. Atrae, tira de nosotros. Sentimos que algo de allá nos llama.

He pasado por Mina Ethel, al borde de la Ruta Provincial Nº 186, un camino torpe de tierra, arena y piedras. Un conjunto de construcciones dispuestas en u, antiguo campamento de YPF, cuando por ahí pensaban que iban a ser la Texas de Argentina. Ahí vive la Pancha, tiene 32 años, 6 hijos y me dice que, por suerte, ahora viene el camión de la Municipalidad y cada tanto le trae agua.

wish you were here

UnComa, WCS, CONICET, APN, INTI, RNR, GIEFAS, GECS: en el medio del desierto nos siguen acosando las siglas.

Tierra y libertad es el mínimo denominador común al que llegamos cuando consentimos en escuchar a los que están lejos. No da la impresión de que sea un deseo desmedido.

Mientras tanto escucho lo que esmeril del tiempo devino kitsch: Pink Floyd. Pero siempre tan audible, no?

apuntes recopilados de varios sitios de la libretita que tiene una ballena en la tapa del insigne y ya venerado maestro Fok-Hiu, puestos al azar:

“Sin embargo, que las ganancias y las pérdidas sean en general algo inmoral en sí mismo, sin duda es otra cuestión diferente, y que no voy a considerar aquí”. F.M.D.

Leído Viaje por el Scriptorium: comprobación, que por inexorable no menos dolorosa, que el ego de nosotros, los seres humanos, visto sub specie aeternitatis, es francamente para cagarse de risa. Me dio como vergüenza ajena. Aunque no oblitero la obvia variable comercial, digamos.

El azar es trivial. En general, lo que no terminamos de comprender es trivial.

Releído El jugador, del señor F.M.D. Es un mauvais genre, como el mismo narrador nos explica oblicuamente, frugalmente.

No. No hago la cama. Cualquier cosa, cualquiera, eh, pero la cama no la hago.

En silencio, barriendo la casa. El escobillón trae cosas, pelusas, fragmentos, recuerdos. Y ahí luce nuevamente la emoción que suscita la imagen evocada. Todos conocemos esa sensación. Pero que alguien me la explique. A ver. Ni hablar del hecho de estar escribiendola en el medio del suceso. O sea: dejar de barrer y escribir, no?
En las pelusas que trae el escobillón también viene la certeza de que hay “algo” ahí. Algo, como un agujero negro de verdad verdadera, no?

El que se anime a enfilar su voluntad detrás de la doctrina de cualquier moralista (cualquiera no, casi cualquiera, ponele) tendría más posibilidades, estadísticamente hablando, de ser feliz.

Escrito detrás de los pingüinos (“magellanic penguin”, dice. Pingüino, clavado.) “qué paradoja, no?, si se lo piensa bien. O: de cómo se resuelven las paradojas, que en las tragedias clásicas griegas, o cualquiera, ba, nunca leí clásicos kenianos, qué se yo, cualquiera, seguro, la ecuación imperiosamente es resuelta con sangre humana fresca, y equivocada.

Momento típicamente fok-hiusano en el que la con fusión de planos verosímiles (o no tanto) se corresponde con una prosa ripiosa. Y ejemplar.
No se puede dejar de hacer intervenir al escolio que creemos pertinente ya que formaría, sin dudas, sistema con todo su aparato expresivo. Vivencial, estamos tentados de adelantar una hipótesis interpretativa. De todos modos hay que andar con ojo con las paradojas. Digo yo.

Fecha * Date

foto obtenida in situ por el celeste maestro Fok-Hiu a la vera del Payún-Matrú ya citado el citado volcán en otra ocasión, con una cámara de esas nuevas, pero no tan nuevas, o sea son las viejas de las nuevas, no sé si se entiende, que son una reverendísima mierda, igual la foto se la banca, peor son las otras



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